Pulpo en el bosque
- Conichigua
- 6 jul 2016
- 3 Min. de lectura
Al menos una vez al año intento ir a Galicia. Tengo la suerte de que la mitad de mi familia es gallega y tiene una casita de ensueño en Lugo, cerca de donde se criaron mis abuelos. Así que, de vez en cuando, hago una escapada para relajarme, disfrutar de las maravillas de las terras galegas y sobre todo, para comer como si no hubiera mañana.

La casa es de piedra, madera y tejado de pizarra y está en una pequeña aldea, rodeada tres o cuatro casas similares y bosques de castaños y robles. Cuando hace frío, como pasa casi siempre en Galicia, me encanta sentarme en el sofá con una mantita frente a la chimenea mientras veo llover por la ventana. Tan idílico como los primeros 15 minutos en Invernalia, cuando todo está en orden, el mundo es feliz y nadie ha intentado matar a nadie, aún.

"Vamos chaval, a escalar torres que no va a tener ninguna consecuencia grave ni nada"
A lo largo del año, cada domingo los pueblos de la zona se van turnando para celebrar la "Feira do Pulpo". Es como el día de mercadillo de cualquier pueblo español, pero con la singularidad de que gran parte de productos son de cosecha o elaboración propia de los lugareños. Puedes encontrar casi de todo y, absolutamente todo está buenísimo: lechugas, tomates, cebollas, zanahorias, repollos, habas, judías, quesos, embutidos, orujos, miel, etc. También venden elaboraciones artesanas como cestas, utensilios de cocina o herramientas para la labranza.
Y por último, el rey de la feria: el pulpo. Para mí, tanto los que hacen en los pueblos de Meira como en Castroverde son mis favoritos. Siempre en su punto, ni muy duro, ni muy blando. Las pulpeiras lo cocinan en ollas gigantes o caldeiros de cobre, para después córtalo a tijera poniéndolo en un plato de madera y toparlo con pimentón, un chorrito de aceite de oliva y sal gorda.

Ni siquiera lo acompañan con cachelos (patatas), simplemente porque le no hace ninguna falta, lo único que harían ahí, en el plato, seria robar espacio al pulpo. Y lo acompañan con rico vino tinto y buen pan, ¡gallegos, cómo no!

Comer este pulpo es acercarse a la perfección.

Pero además, en Castroverde, es el ambiente lo que hace de esta experiencia única: llegar al pueblo de piedra y pizarra típico gallego situado en la sierra de Lugo y bajar por su mercadillo para llegar a las afueras, donde comienza el bosque y se sirve el pulpo... Mientras saboreas este manjar y se te va subiendo a la cabeza el vino, puedes disfrutar de la calma y del precioso paisaje. ¿Cómo no voy a querer ir siempre que puedo?
Y Meira no tiene nada que envidiar. Su mercadillo es mucho más grande y tienen un espacio preparado para el pulpo bien bonito, donde poder ponerte hasta las trancas mientras divisas el antiguo monasterio del pueblo.
Además, si te quedas con hambre, puedes ir a un de sus bares, tanto en Castroverde como en Meira y tomarte unas cañitas mientras vas comiendo las riquísimas tapas que ofrecen sin parar, para poder contrarrestar el efecto del vino y las cervezas. Te aseguro que ese domingo te echas una siesta de tres horas.

Información:
Si quieres sentirte como en Hobbiton mientras te zampas un buen pulpo y sin necesidad de tener que irte a Nueva Zelanda, sólo tenéis que poneros rumbo a Lugo. Aquí puedes comprobar la información para saber cuándo se celebran las ferias del pulpo en Castroverde o Meira.
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